Aluminio | Los peligros del metal más abundante, útil y barato
El Aluminio es el tercer elemento más abundante en la corteza terrestre junto con el sílicio y el oxígeno.
Es un metal ligero y un gran conductor de calor, además de barato.
Todo esto lo convierte en una opción ideal para la fabricación de utensilios de cocina y envases de todo tipo, entre otra multitud de productos distintos.
Se encuentra de manera natural en el agua y en la tierra y por ello se acumula en los cultivos y en los seres vivos.
Pero no todo son virtudes con respecto a este material. El motivo es, que tanto la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) como la OMS, han identificado a este metal como un posible riesgo para la salud. En especial, para la población infantil, debido a que su ingesta supera los valores de referencia establecidos.
Para qué Usamos el Aluminio
Pues el aluminio, como he comentado al principio, está en todas partes de forma natural. Está, en los alimentos, en el agua, en la tierra e incluso en el aire, pero esto es inevitable.
Por eso me voy a centrar en donde podemos encontrar este metal de forma artificial y por tanto puede ser susceptible de ser evitado de una forma más sencilla.
Aditivos alimentarios. Sí, aunque parezca mentira, el aluminio se incluye en muchos alimentos procesados. Piensa en esos códigos que tanto vemos en las etiquetas y exactamente no sabemos que son. Pues te diré que el E-523, E-541 (ii, ii), E-554, E-556 y E-559 contienen aluminio y en cantidades no pequeñas, según la evaluación realizada por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).
Medicamentos de uso diario como los antiácidos, lo analgésicos como el paracetamol, vacunas…
Todo tipo de envases como latas, capsulas de café desechables, tapas de yogurt, envases de bebidas, papel de aluminio.
Productos cosméticos, como antitranspirantes.
Utensilios de cocina entre ellos sartenes, paelleras, woks.
Elementos de construcción como puertas, ventanas.
Medios de transporte como aviones, coches.
Fuegos artificiales.
Y un largo etcétera.
Ventajas del Aluminio
El uso del aluminio se ha extendido tanto, en buena parte porque tiene muchas ventajas, no hay que quitarle méritos.
Se trata de un material que no pesa, por lo que es ideal para realizar sartenes, cazuelas y demás utensilios de cocina, por ejemplo.
Es muy barato, por aquello de la abundancia, y por lo tanto, es un buen candidato para la elaboración de productos de consumo masivo.
Es maleable, de forma sencilla, otra gran ventaja para la industria, se pueden hacer productos de cualquier forma, como el papel de aluminio.
Transmite el calor muy bien, una razón más para la fabricación de utensilios de cocina.
Tiene mucha resistencia a la corrosión, no se oxida.
Para dotarlo de mayor resistencia a la abrasión y protegerlo contra la corrosión se realiza el proceso de anodizado. Se trata de un tratamiento que forma una capa natural de óxido de aluminio, mediante electrolisis. Puede ser de diferentes grosores, y da como resultado un material muchísimo más estable que aguanta temperaturas mayores. Se vuelve más resistente y evita la migración de partículas en gran medida.
Por lo tanto, el aluminio es un material excelente, según el uso que se le dé y los tratamientos o aleaciones a las que se someta. Por ejemplo, para piezas de motores, de ruedas, elementos de construcción como la carpintería de aluminio, en fin, mil usos.
La clave está en conocer qué productos que contengan aluminio no tienen prácticamente posibilidad de llegar a nuestro organismo y por lo tanto es seguro seguir utilizándolos y cuales pueden entrar fácilmente y por lo tanto por pura prudencia es mejor buscar otra opción más saludable.
Toxicidad del aluminio y Efectos en la Salud
Según los últimos datos de la EFSA , FAO y OMS, se considera improbable que el aluminio sea genotóxico (capaz de causar daño al material genético) y carcinogénico para el ser humano, pero es bioacumulable, es decir, se acumula especialmente en los huesos, cerebro, hígado y riñones. Además, es persistente, por lo que permanece en el organismo durante mucho tiempo (años).
El organismo humano absorbe menos del 1% del aluminio ingerido, y se elimina el resto. El problema está en que la cantidad de aluminio a la que estamos expuestos es muy alta.
Se han visto diferentes efectos en la salud provocados por la acumulación de aluminio en el cuerpo:
- En los pulmones y huesos, puede provocar fibrosis pulmonar, sobre todo en personas que trabajan en contacto con este metal.
- Problemas de absorción en el intestino de otras sustancias, provocado por el consumo de medicamentos como los antiácidos que contienen aluminio.
- Neurotoxicidad, se ha comprobado en animales y en humanos se ha asociado a enfermedades como el Alzheimer, o demencia en personas que necesitan diálisis, esto está en investigación.
Como entra en el cuerpo
La principal vía por la que acumulamos aluminio en nuestro cuerpo es la alimentaria.
También acumulamos aluminio a través del agua, aunque menos. Otras fuentes de exposición son los productos farmacéuticos, los cosméticos y por inhalación o contacto, sobre todo las personas que trabajan en plantas de fabricación de aluminio o productos derivados.
En los alimentos se encuentra presente de manera natural, pero también lo tomamos a través de los aditivos que contienen los propios alimentos y por migración desde los utensilios de cocina y envases.
En algunos países como Francia, Bélgica, Alemania o Reino Unido ya han prohibido su uso con fines alimenticios.
La migración del aluminio a los alimentos depende de la temperatura, del tiempo de calentamiento, del pH, de la composición del alimento crudo, y de la presencia de ácidos orgánicos, sal y otros iones, ya que el aluminio es soluble en soluciones ácidas. Como ves muchos factores hacen que partículas de este metal puedan transmitirse a los alimentos.
A veces, es difícil encontrar buenas sartenes antiadherentes que no sean de aluminio. Por eso si tienes la necesidad de comprar una sartén antiadherente, existe una solución más sana que evita la migración, que es el aluminio anodizado.
Para evitar la migración, muchas latas y envases de cartón que contienen alimentos ácidos (refrescos, verduras, leche, etc.) tienen una capa protectora de polímeros de plástico o lacas que impiden el contacto directo del aluminio con el alimento, lo cual tiene otros inconvenientes, como que estos recubrimientos pueden contener tóxicos presentes en los plásticos, como el Bisfenol A
La mayoría de los alimentos no elaborados contienen menos de 5 mg de aluminio por kg. Las concentraciones más altas (entre 5 y 10 mg/kg), se encuentran en el pan y productos farináceos (legumbres, patatas, cereales, pastas), algunos vegetales (setas, espinacas, acelga, rábano, lechuga y maíz dulce), vísceras, marisco y, especialmente, coco, especias, té y tisanas (EFSA 2008).
Se encuentra, por tanto, presente en numerosos objetos con los que tenemos una relación cotidiana y por sus propiedades, -es muy estable ante la oxidación y la corrosión, salvo en ambientes ácidos- ha sido muy utilizado en numerosas industrias, incluida la alimentaria.
Cómo Reducir el Contacto con el Aluminio
- El aluminio no se puede eliminar una vez se ha acumulado en el alimento. La única forma de reducir la exposición al aluminio es reduciendo su uso en la fabricación de aditivos y materiales en contacto con alimentos.
- A nivel doméstico, lo recomendables es, no usar recipientes de aluminio para cocinar ni para guardar alimentos calientes ácidos, como frutas y verduras.
- No se puede disminuir la presencia de aluminio en el medio natural, pero sí se puede reducir su uso en la fabricación de aditivos y materiales en contacto con alimentos, ya que en muchos casos hay alternativas en los diferentes ámbitos de nuestra vida.
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- En la cocina. Debido a que el aluminio es soluble en pH ácidos a temperaturas elevadas, es recomendable, no utilizar sartenes, ollas, bandejas de aluminio, a no ser que sea aluminio anodizado duro. No usar papel de aluminio para cocinar, el famoso papillote, o las patatas al horno y mucho menos los asados en barbacoa, hay soluciones como los recipientes de silicona, para estos fines, que son mucho más saludables.
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- En la higiene. Sustituye tu desodorante, por uno que no lleve sales de aluminio. Verifica que tu pasta de dientes no contenga aluminio y que el envase, tampoco
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- En los medicamentos. Evita tomar medicamentos – antiácidos, analgésicos – sin recomendación médica, siempre que sea posible.
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- En la alimentación. Bebe agua del grifo filtrada, en lugar de directamente. Busca productos orgánicos y de proximidad, siempre que sea posible. Tanto los mercados locales donde van directamente pequeños agricultores como los grupos de compra, que seguro que tienes alguno cerca de ti, son muy útiles para apoyar a los pequeños productores y a la vez beneficiarte de consumir productos de mucha más calidad, ya que normalmente se recolectan poco antes de venderlos, y se producen de forma más sostenible.
¿Y tú? ¿crees que merece la pena apostar por un alimentos de proximidad más sostenibles y saludables?
¡Cuéntamelo en los comentarios!
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