Glifosato | El Herbicida Tóxico que tenemos en nuestros alimentos
El glifosato es el herbicida más utilizado del mundo, y esto no sería muy importante si no fuera porque es uno de los tóxicos más presentes en nuestra alimentación.
En 2015 la OMS (Organización Mundial de la Salud), declaró al glifosato como “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”.
Sin embargo, sigue autorizado por las autoridades que regulan este tipo de sustancias y su consumo no hace más que aumentar.
En este artículo te contaré que es el glifosato. También te explicaré como actúa tanto en el medio ambiente como en las personas. Y para finalizar de daré unos cuantos tips sobre como debemos actuar para evitarlo en la medida de lo posible.
¿ Qué es el Glifosato ?
Un poco de Historia
Como ya hemos dicho antes, el glifosato es el herbicida más usado, también en España. Se comercializó por primera vez en 1970 por el grupo Monsanto con el nombre de Roundup.
Esta sustancia, se empezó a usar en agricultura para controlar las malas hierbas antes de cultivar los terrenos. En poco tiempo, su consumo fue aumentando exponencialmente hasta llegar a la situación actual, en la que se calcula que se habrán esparcido más de 8600 millones de kilos de glifosato a lo largo del mundo.
A partir de 1991, terminó la patente de Monsanto y actualmente se comercializa por numerosos productores con diferentes nombres comerciales.
En 1996 aparecieron las primeras semillas modificadas genéticamente, creados precisamente para tolerar el uso de este herbicida. Y ¿Quién los creó? Monsanto, por supuesto.
Desde entonces, sus ventas no han dejado de subir. Incluso, la propia industria lo ha catalogado como la “estrella rock” de los plaguicidas, convirtiéndose en el herbicida más vendido en el mundo.
En 1996 Monsanto fue acusado de publicidad falsa y engañosa de los productos derivados del glifosato.
En 2007, Monsanto fue declarada culpable de publicidad engañosa por presentar al Roundup como biodegradable y defender que el suelo permanecía limpio después de su uso.
El glifosato se degrada en el medio ambiente transformándose en lo que se conoce como AMPA (ácido aminometilfosfónico), y se ha convertido en una de las mayores preocupaciones en cuanto a calidad del agua.
Desde 2014 se analiza el contenido de estas dos sustancias en las aguas superficiales y posteriormente también en las subterráneas, en España. Sin embargo, no se recogen datos, ni en todas las zonas ni en todos los puntos que debieran en cada zona.
Los resultados de estas mediciones son cada vez más demoledores ya que el porcentaje de los que superan el límite máximo de 0,1 µg/l ,es muy grande y en algunos casos los valores máximos llegan hasta 200 μg/l en aguas superficiales y 1200 μg/l en aguas subterráneas. Andalucía es la comunidad con valores mayores.
Esto tiene como consecuencia una exposición general de la población a este tóxico sin saberlo.
Porqué nos preocupa el glifosato
El glifosato es un herbicida sistémico, esto quiere decir que se absorbe a través de las hojas y se distribuye por toda la planta, a través de la savia. Por lo tanto, toda la planta está contaminada con glifosato.
Para aplicar glifosato, normalmente se hace mezclado con una sustancia surfactante llamada POEA (Polioxietil amina). El POEA es un tensoactivo aniónico muy tóxico, como lo es el PFOA . Se usa para que la planta absorba mejor el glifosato, y con lo que estamos aplicando dos tóxicos a vez. Además, el POEA multiplica el efecto del glifosato.
En 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud(OMS) clasificó al glifosato como «probablemente carcinógena para los humanos» .
También se sospecha que actúa como disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.
Desde su comercialización su uso ha ido aumentando exponencialmente; mientras que cuando comenzó a utilizarse se aplicaban alrededor de 3 litros por hectárea, ahora pueden utilizarse en algunos países más de 15 L/hectárea, y no solamente de glifosato sino que además se mezcla con otros productos igualmente tóxicos.
Que ocurre con los cultivos de variedades modificadas genéticamente
Teóricamente para ahorrar trabajo a los agricultores y por tanto ahorrar costes de producción, a partir de 1996 se fueron desarrollando diferentes semillas modificadas genéticamente, las llamadas transgénicas, para que fueran resistentes al glifosato, de tal forma que los agricultores pudieran fumigar los cultivos de forma masiva con este producto en cualquier etapa de la vida de los cultivos, sin que les afecte lo más mínimo.
De esta forma se multiplicó el uso de los herbicidas, fumigando cada vez más y con medios más masivos, por ejemplo, con aviones, inundando de glifosato todo lo que pillaba alrededor.
Así con el tiempo, se ha descubierto que al final la degradación del suelo y sus nutrientes que provoca el glifosato, es general, y que los cultivos transgénicos acaban dando como resultado plantas más débiles, ataque de hongos, una reducción de la producción muy importante y la proliferación de nuevas enfermedades que antes no se daban o estaban prácticamente erradicadas.
Por otra parte, las semillas transgénicas no pueden ser conservadas y plantadas en años sucesivos, obteniéndolas de los frutos que generan, sino que es necesario comprarlas cada año. La empresa Monsanto ha abusado de forma explicita de los agricultores subiendo cada año el precio de estas semillas que ha ido aumentado de forma exponencial.
Efectos del glifosato en los seres humanos y en el medio ambiente.
El glifosato tiene efectos muy graves en el medio ambiente ya que permanece en el suelo y el agua durante mucho tiempo.
Los efectos más inmediatos del glifosato en las plantas es que impide la nutrición de la planta y esto produce que se vuelve más débil para defenderse de otras enfermedades, y como consecuencia proliferan mas enfermedades, plagas y ataques de hongos.
El glifosato además acaba llegando a las raíces y se extiende por el suelo, dejándolo completamente estéril, ya que afecta a todo el equilibrio que se produce entre micronutrientes y microorganismos beneficiosos que viven en el suelo y que permiten que las plantas crezcan sanas y fuertes, es similar a nuestra flora intestinal. Este desequilibrio provoca que las plantas sean más débiles, enfermen antes, y tengan cada vez un menor rendimiento.
Además, algunas malas hierbas con las que se desea acabar, desarrollan resistencia natural el propio glifosato, con lo que se entra en una espiral de utilizar cada vez mayores cantidades de herbicidas, plaguicidas y productos fitosanitarios, con lo que el problema cada vez es mayor. La solución que da Monsanto a este problema, es utilizar cada vez dosis mayores y productos más fuertes.
En EEUU han tenido que importar trigo por haber encontrado niveles muy altos en sus cosechas de toxinas como micotoxinas y aflatoxinas, que son muy tóxicas y que son producidas por los hongos de los cultivos transgénicos.
El glifosato reduce la diversidad y la cantidad de especies vegetales.
Afecta a todo el medio acuático, desde peces, moluscos, ranas y renacuajos y todos los organismos vivos como las algas que son fundamentales para el equilibrio del entorno.
En cuanto al suelo afecta a las lombrices de tierra que tanto beneficio aportan al suelo, a los pequeños insectos beneficiosos para las plantas, a los microorganismos que son los responsables de la fertilidad de la tierra.
La toxicidad del glifosato puede causar alteraciones endocrinas, daños en el ADN, problemas para la reproducción y el desarrollo, cáncer y defectos de nacimiento.
Además, las alergias han aumentado. En animales se ha observado estómagos irritados e inflamados, decoloración de la mucosa gástrica y perforaciones intestinales.
También síntomas de irritabilidad y comportamiento anti-social.
Dónde Podemos Encontrar Glifosato
Se usa en la agricultura, pero también en ámbitos forestales, industriales, urbanos y domésticos. También se fumigan las zonas de vías de tren para que no crezcan las malezas alrededor.
En el ámbito urbano, se usa en bordillos y parterres de jardines, en zonas de paso, caminos, zonas de arena o grava, plazas, monumentos, patios de colegios, zonas deportivas…
Los principales cultivos en los que se usa glifosato de forma masiva son los cereales como la soja, maíz, trigo, avena, cebada y leguminosas, pero también se usa en cítricos, algodón, frutas, hortalizas y podemos seguir hasta el infinito porque hay pocos cultivos que se libren.
El glifosato, como ya he comentado pasa al suelo, se acumula y se traslada de un suelo a otro por el efecto de las lluvias. También pasa al agua tanto superficial como a los acuíferos subterráneos y a los alimentos cultivados.
Hay otro uso muy importante del glifosato que no se nos debe escapar y es que en las zonas de climas húmedos se utiliza para acelerar las cosechas. ¿Cómo? Pues, como los cereales tardan más en secarse, unas semanas antes de cosechar, los rocían con glifosato y esto hace que la planta se seque más rápidamente, de esta forma aceleran la cosecha del grano, que seguidamente va a la fabricación de harinas para nuestros cereales de desayuno, del pan diario o para la fabricación de piensos para animales.
En todos estos alimentos se ha descubierto contenido en glifosato después de ser procesados, en distintos análisis. Y yo me pregunto ¿ realmente, esto es necesario?, pues claramente no, solamente responde a intereses económicos, que parece ser que son los únicos que cuentan.
Se ha detectado en el ambiente, en el agua y en los alimentos vegetales, animales y procesados.
Puesto que los cultivos de cereales tratados con glifosato, como la soja, se utilizan en muchas ocasiones para elaborar piensos para animales. Se ha detectado también en vacas, ovejas y demás animales de granja, efectos en su reproducción y mortalidad, así como malformaciones.
Muchos de los productos fitosanitarios del mercado están llevan en su composición sustancias peligrosas, pero de forma diluida, por lo que no informan o informan de forma muy débil de los peligros. Pero una vez aplicado, el agua se evapora y desaparece, mientras que todas las sustancias tóxicas que lleve, permanecen, son persistentes, y además se van acumulando con cada aplicación.
Se ha usado mucho también en Colombia para luchar contra las plantaciones de coca, donde finalmente se prohibió.
Mientras tanto Brasil, que es el mayor exportador de soja del mundo lo utiliza en la mayor parte de sus cultivos.
Las personas más expuestas y por tanto más vulnerables serían los agricultores y sus familias, en el ámbito urbano e industrial, los jardineros, y los trabajadores de mantenimientos de infraestructuras ferroviarias, y por último los consumidores en general que tomaríamos el glifosato a través de los alimentos tanto vegetales como animales y a través del agua que bebemos.
Se ha detectado glifosato en fluidos (leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias a nivel mundial.
Como ha Regulado la UE el Uso del Glifosato
En 2017, la Comisión Europea concedió una aprobación de cinco años para el glifosato. Su uso está actualmente autorizado en la UE hasta el 15 de diciembre de 2022. Esto significa, que podrá utilizarse como sustancia activa en los productos fitosanitarios hasta esa fecha.
Dada la gran cantidad de informes científicos presentados en lo que va de 2022, la EFSA ha vuelto a alargar el plazo para dar su dictamen de autorización a Julio de 2023, y así podemos seguir… extendiendo el plazo.
Desde su comercialización, las empresas químicas se han encargado de elaborar informes supuestamente objetivos en los que se defiende la inocuidad del glifosato y sus múltiples beneficios, incluso se dice que contribuye a la sostenibilidad, mejora el suelo y una infinidad de beneficios más.
Las autorizaciones de este producto, se han basado muchas veces en informes elaborados por los propios fabricantes, que solamente han investigado sobre las intoxicaciones agudas, por ejemplo, que aspires o que te caiga encima una gran cantidad del producto, por un accidente, pero no han investigado sobre los efectos a largo plazo, ahí está el quid de la cuestión.
Por otro lado, han salido a luz múltiples presiones e informes pagados por la industria química, enviados a las autoridades encargadas de su aprobación, tanto a la EPA como a la EFSA, en defensa de la inocuidad del glifosato, tanto para el medio ambiente como para la biodiversidad y salud de las personas.
El glifosato acumula ya más de 125000 demandas por efectos cancerígenos en personas que han estado en contacto con el producto durante bastante tiempo. Además de cientos de acusaciones en los tribunales, de fraude científico en las pruebas de inocuidad y de publicidad engañosa.
Ante la falta de pruebas científicas concluyentes para determinar el grado de toxicidad, o no, de cualquier producto químico que sale a la venta, no debería autorizarse mientras no demuestre su inocuidad y el principio de precaución debería proteger a los ciudadanos, en lugar de al contrario, como se hace ahora. Primero se autoriza el producto y después de años de uso cuando finalmente se demuestra su toxicidad y ya estamos todos inundados, se retira, pero, además nunca se hace inmediatamente, sino que se da a las industrias, unos márgenes de tiempo enormes, después de saberse que son altamente contaminantes y perjudiciales.
Que alternativas existen al Glifosato
En realidad, alternativas hay suficientes. Solamente hace falta voluntad de todas las partes para ir aplicándolas hasta llegar a la eliminación total del uso del glifosato.
En los usos urbanos el glifosato, es totalmente prescindible desde ya. De hecho, ya hay algunos ayuntamientos, han optado por prohibirlo y enfocarse hacia prácticas de jardinería y mantenimiento urbano más ecológicos.
En el ámbito doméstico también podemos adoptar hábitos que nos permitan alejarnos en cierta medida del glifosato, por ejemplo:
- Lavar bien las frutas y hortalizas ya que gran parte de los residuos de los productos fitosanitarios están en la piel.
- Pelar las frutas y verduras en la medida de lo posible, por la misma razón que lo anterior.
- Evitar consumir productos vegetales de origen desconocido y a ser posible, consumir mejor los de origen Europeo. Todos los productos, deben estar etiquetados con su origen y pasan por controles. Además, tienen menos residuos ya que muchos fitosanitarios no están autorizados en Europa y fuera sí.
- Si puedes, consume productos procedentes de agricultura ecológica ya que tienen menos residuos.
- Bebe agua filtrada en lugar de directamente la del grifo, sobre todo si vives en una zona donde haya muchos campos de cultivo.
En cuanto al uso en la agricultura, es el más problemático y controvertido. Al mismo tiempo, es el sector que más glifosato aporta al medioambiente y por supuesto, a los alimentos. Algunas medidas que se sugieren para este sector son:
- Eliminar en lo posible el uso y vertido, de biocidas y fitosanitarios químicos sustituyéndolos por prácticas ecológicas. Se sabe que la degradación de estos productos contaminará los suelos y el agua durante cientos de años. Además, perjudicará la fertilidad y la microbiota de los suelos.
- Evitar la compactación de los suelos, protegiéndolos de maquinaria muy pesada. No realizar labrados intensivos porque esto destruye los microorganismos que viven en su interior y que tanto beneficio aportan.
- Proteger los suelos de la erosión mediante la rotación y asociaciones de cultivos.
- Abonarlos mediante materia orgánica, abonos verdes y mediante productos naturales, en lugar de fertilizantes químicos.
- Utilizar semillas no tratadas y no transgénicas. Es necesario buscar las más adecuadas para la zona de plantación. De esta forma aseguraremos que las plantas crezcan sanas y fuertes.
- Procurar la mayor biodiversidad posible evitando los monocultivos y procurando asociaciones beneficiosas.
- Hacer un buen uso del agua, no permitiendo al vaciado de los acuíferos naturales y no vertiendo restos de productos fitosanitarios a los cauces.
Si quieres leer más artículos sobre estos temas, te recomiendo que entres en nuestra categoría de Tóxicos.
Si este artículo te ha sido de utilidad, te agradeceré que me dejes tus comentarios. Puedes escribirnos tus dudas sobre estos temas, en los comentarios. Estaré encantada de ayudarte a resolverlas.
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